Pegó así

Me voy a comprar un celular para sacar fotos y con suerte consigo una cámara con la que pueda hablar. Un reloj calculadora y una calculadora que me diga los datos del tiempo.
La verdad es que nos tapamos de tecnología para no mirar el vacío. El vacío en el que estamos y el que en realidad somos. Pero qué puede uno hacer: Mc Donalds existe y está como a dos cuadras de casa. De nada sirve tratar de mirar las estrellas: demasiado smog. La noche ya no es noche. Y encima podés llegar a suponer que si sacan las luces te afanan. ¿Cuándo fue la última vez que miré a los ojos a alguien? Nunca. Eso, estoy seguro, todavía no ocurrió. La vida es una de las formas del encierro. Todo se puede hacer y por eso nada se puede hacer. Todo es un acto masturbatorio, y con el tiempo cada vez más aburrido. Ya nada me parece interesante. Alguna vez tuve creencias. Ya no. Y simplemente escribo por aburrimiento, para hacer algo que no creo que nadie llegue a leer ¿para qué aburrirse?
Lo más triste y tedioso es que siento una especie de obligación con el vacío nuevo que inventé al crear este espacio. ¿Qué obligación y para con quién? Soy sólo otra hormiga en el desierto, tejiendo la tela del silencio. ¿Por qué Castaneda no me habrá enseñado a ser un Cazador?
Bueno, sí, existe el flaco pero ¿y qué? uno siempre puede encerrarse en un libro ¿y qué? Lo peor de todo es que sé que antes no era así, este no es mi antiguo yo. Y dudo (a menos que no zafe) que será mi yo del futuro.
Si, si, tengo que zafar. Necesito drogarme mucho. Y si no me encuentro ¿qué más da que me pierda?